Una nota periodística reciente hizo referencia a los salarios de los docentes de la Universidad de Panamá, destacando las ‘cuantías exorbitantes para el caso de 700 profesores ', sin aclarar que se trata de menos del 18 % de los 4000 que laboran en la institución. En ninguna parte del escrito se informa que, hasta fecha reciente, los docentes de la Casa de Méndez Pereira venían recibiendo salarios inferiores respecto a otras instituciones universitarias ni se hace alusión a que los nuevos salarios son producto de la ‘equiparación ' respecto a la escala salaria de la Universidad Tecnológica.
Ahora bien, no debe cuestionarse que un estamento de nuestra sociedad obtenga buenos salarios y dejar entrever preferencias de sueldos en la Universidad respecto a otras instituciones. Lo malo, a juicio nuestro, sería que se obtengan salarios irrisorios como ocurre en muchas profesiones (los periodistas, incluso), como es el caso de un sector numeroso de nuestros propios docentes, los tiempos parciales, que no obtienen salarios correspondientes con las tareas que realizan.
También se obvia en la nota el tránsito de la docencia en la institución. En los últimos años, para reforzar la labor docente, se ha incrementado el número de profesores regulares, condición que se adquiere, no de a dedo, sino por concursos de antecedentes; se ha elevado, con igual propósito, la cantidad de docentes de tiempo completo y los ascensos de categorías y antigüedad permiten el incremento salarial. Existe el bienal del 5 % sobre el salario base, un tanto desmejorado, porque inicialmente se calculaba sobre el salario real. Son conquistas que han resuelto una parte de la realidad docente, pero que aún quedan asuntos por atender.
Es cierto que los docentes han mejorado su escala a partir de la equiparación del docente de la Universidad de Panamá con sus pares de la Universidad Tecnológica que, en igual función académica, devengaban mejores salarios. Equiparación consecuente con lo señalado en el artículo 67 de la Constitución: ‘a trabajo igual en idénticas condiciones, corresponde siempre igual salario o sueldo, cualquiera sean las personas que lo realicen... '. Pero, para el caso de la UP aún queda, como lo ha venido planteando la Asociación de Profesores (APUDEP), la situación de los docentes de tiempo parcial, que representan un numero considerable dentro de la planilla institucional y cuya escala salarial merece ser mejorada.
Valga aclarar que los salarios destacados en la nota periodística se refieren a los obtenidos por los profesores después de transitar por muchos años de docencia (entre veinte y treinta años), de haber ganado sus respectivos concursos de cátedras y someterse a las respectivas clasificaciones para lo cuales se exige un sinnúmeros de requisitos. Siendo así, las cuantías de los salario no son dádivas, sino derechos adquiridos con el trabajo y con la superación a través de maestría, doctorados y ejecutorias.
Digamos además que las exigencias de calidad académica, de investigación, de extensión, exigen de un nuevo marco del desempeño docente. El contexto actual universitario, por ejemplo, se caracteriza por una educación superior que tiene que ser innovada, de calidad y con pertinencia. Frente a esto, están los altos costos de la vida encarecido doblemente en tanto el acceso y uso de las tecnología, lo que es exigible para el mundo académico, implican constantes y onerosas inversiones para quienes impartimos conocimientos.
DOCENTE UNIVERSITARIO.