El fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, recomendó el jueves anular la designación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de Dilma Rousseff, por considerar que el nombramiento se trata de un subterfugio para escapar de la justicia ordinaria en el caso de Petrobras, en el cual es señalado el exmandatario.
Janot dijo en un informe enviado a los magistrados del Supremo Tribunal federal (STF) que ‘hay elementos suficientes para afirmar que hubo desvío en la finalidad del decreto presidencial' que nombró al político.
Lula da Silva, fundador del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), es investigado por presunta ocultación de bienes procedentes de la trama de corrupción en la petrolera estatal, un caso que lleva el juez de primera instancia Sergio Moro.
Sin embargo, también hay buenos argumentos para aceptar su designación, por lo que el STF todavía debe pensar muy bien qué decisión tomará.
LULA, BAJO LA LUPA
El pasado 17 de marzo, Lula da Silva fue nombrado jefe del gabinete, pero el juez del STF, Gilmar Mendes, suspendió la designación, por sospechar que su objetivo era ponerlo al abrigo de la justicia ordinaria.
El exmandatario y líder político dijo en un acto de su partido, el fin de semana, que esperaba que el STF autorizara su ingreso al gobierno este jueves. Pero hasta entonces no se realizó la sesión plenaria que decidiría si Lula da Silva finalmente podrá asumir el cargo.
La posición de Janot ‘puede ayudar a convencer a los ministros del STF indecisos, pero aún es temprano para proyectar cual será la decisión.
Hay buenos argumentos para aceptar su designación como ministro. El STF será cuidadoso para no generar un precedente de interferencia de jueces en nombramientos políticos', explicó a la AFP Michael Mohallen, doctor en derecho público y derechos humanos y profesor de la universidad privada FGV en Rio de Janeiro.
Mientras se decide todo lo referente al caso Petrobras que involucre a Lula da Silva, fue sacado de las manos de Moro y asumido por el STF con orden de secreto judicial.
Lula da Silva declaró este jueves ante la fiscalía general en Brasilia, en el ámbito de la operación Lava Jato (lavado a presión), como se denomina a la investigación sobre corrupción en la petrolera estatal.
El exmandatario ya había sido llevado a declarar por la fuerza en marzo, por orden del juez Moro.
CAMBIO DE PARECER
Janot había considerado el 28 de marzo que el nombramiento de Lula como ministro era una ‘competencia constitucional' de Rousseff y que su bloqueo ‘podría causar graves daños al orden institucional'.
Más tarde, cambió de parecer y respaldó con fuerza las sospechas del juez del STF.
Para Janot, la designación del expresidente buscó en efecto ‘afectar la competencia' de Moro y ‘perturbar el avance de las investigaciones criminales' en la operación Lava Jato.
Janot explicó que cambió de opinión después de analizar ‘elementos más amplios', como el audio liberado por Moro de una conversación interceptada entre Lula da Silva y Rousseff.
En esa conversación, la mandataria le informaba a su mentor y predecesor que le enviaría el decreto de su nombramiento para que pueda ‘usarlo en caso de necesidad', antes de la ceremonia oficial.
Esas declaraciones fueron interpretadas como una voluntad de poner a Lula da Silva al abrigo de una eventual orden de arresto, algo que Rousseff niega con vehemencia.
Janot también tuvo en cuenta la confesión del senador oficialista Delcidio de Amaral, en el marco de un acuerdo con la justicia a cambio de una reducción de pena, en la que incriminaba a Rousseff y a Lula en el caso Petrobras.
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LULA DA SILVA
‘Estoy más vivo que nunca'
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva advirtió ayer que ‘está más vivo que nunca' y alertó del aumento del ‘odio' contra el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y los movimientos de izquierda.
‘Recuerdo los discursos de Hitler que hicieron nacer el nazismo y recuerdo los discursos por los que Mussolini consiguió implantar el fascismo en Italia', aseguró el exmandatario durante un encuentro en defensa de la educación, celebrado en Sao Paulo, informó Efe .
El ex jefe de Estado, blanco de dos investigaciones por corrupción, resaltó que los sectores conservadores buscan ‘atacar' su ‘moral', pero advirtió que va a continuar con ‘la cabeza erguida'.
‘Lula no está muerto, está más vivo que nunca', aseguró el expresidente, que siguió la línea de sus últimos discursos.
Según Lula, hay sectores que ‘están queriendo acabar con los movimientos sociales' y con la ‘política', como, según dijo, ocurrió en otros momentos de la historia de la humanidad.
‘En Italia, cuando se negó la política surgió (Silvio) Berlusconi', sostuvo.
Denunció la escalada de odio y la creciente polarización social y citó un episodio, recogido por los medios locales, en los que una pediatra se negó a atender a un niño porque su padre era militante del Partido de los Trabajadores (PT).
‘Están queriendo dividir el país, como hicieron en Venezuela', dijo.
Lula defendió el trabajo realizado por el PT en sus más de 12 años de Gobierno, pero criticó abiertamente el ajuste fiscal propuesto por su ahijada política, Rousseff.