Frente a la sequía, que golpea sobre todo en el campo, donde la actividad agropecuaria ha sido severamente afectada, la incoherencia del Gobierno nacional relacionada con los carnavales rebasa la permisividad, para rayar los linderos de la ineptitud y la irresponsabilidad. La falta de agua es real, por lo cual resulta incomprensible que las autoridades del sector salud no hayan declarado estado de emergencia sanitaria, porque saben que el agua está estrechamente vinculada a la transmisión de enfermedades, bien sea en la limpieza, conservación y preparación de alimentos; porque la falta de agua potable entubada es factor de riesgo para la transmisión de enfermedades de origen hídrico, sobre todo cuando se agrega la exposición a altas temperaturas. Además, el agua, para la higiene personal y el consumo humano, es imprescindible para preservar la salud. La exposición al sol y el consumo de alcohol son factores que comprometen las defensas del cuerpo frente a múltiples agentes desencadenantes de enfermedades. Y la movilización masiva de personas es otro factor capaz de incrementar el riesgo de exposición a diversos agentes infecciosos; desde la gripe A(H1N1), el dengue, el zika y las enfermedades de transmisión sexual. En la región de Azuero, de gran concentración, han ocurrido casos de hanta virus, incluso fatales. ¡Ojalá nada de esto ocurra!
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