En medio de la ‘selva de asfalto' de la ciudad capital, este roble ya nos regala sus coloridas flores violetas entre el verdor de las hojas. Esta especie, familia del Guayacán, florece entre febrero y abril y se convierte en un espectáculo de colores entre el gris característico de los edificios de la metrópolis. Son los embajadores del verano.
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