La Universidad Especializada de las Américas (UDELAS), durante el segundo semestre de 2014, realizó un análisis y propuesta sobre las políticas públicas para el desarrollo humano en Panamá, convencida de que nuestra sociedad requiere de la participación de la comunidad académica, para investigar, proponer y actuar en las complejas realidades del país. Las universidades están llamadas a cumplir con su misión educativa, formando el capital humano para reducir las desigualdades.
Panamá, con cerca de cuatro millones de personas, ha logrado, gracias a la reversión del Canal y a la conquista de su soberanía, proyectarse como uno de los países de mayor crecimiento de la región. Durante la última década, las tasas de crecimiento económico se han ubicado entre las más altas de América Latina. No obstante, se vislumbran enormes disparidades en la distribución del ingreso y condiciones de pobreza, equiparables a países de menor desarrollo relativo. Según la CEPAL, en el año 2012, el 12.4% de la población en Panamá vivía en condiciones de extrema pobreza, y unas 450 mil personas no lograban cubrir las necesidades mínimas de vivienda, por ejemplo. Esta situación es aún más crítica en las áreas indígenas, donde afecta al 90% de su población.
La focalización de recursos estatales hacia las áreas rurales e indígenas ha contribuido con una mejora de los índices de desarrollo humano, pero no ha logrado cerrar la brecha que los separa de las áreas urbanas: la escolaridad promedio a nivel nacional es de 9.4 años, pero para la provincia de Darién es de 6 años, para las Comarcas de Guna Yala y Emberá Wounan es de 5 años y para la Comarca Ngäbe Buglé es de 4 años. De la misma manera, la población analfabeta a nivel nacional es de 5.5%, pero en las comarcas indígenas alcanza el 27.2%. El PNUD señala que ‘la diferencia radica en que mientras la pobreza urbana es básicamente pobreza de ingreso, la pobreza rural e indígena presenta carencias que comprometen la supervivencia humana'.
Se dice que la niñez y la juventud representan el futuro de nuestra nación, pero su situación es todavía más crítica que el conjunto de segmentos poblacionales. De hecho, el 43.7% de los menores de 4 años es pobre y el 18.9% de ellos vive en pobreza extrema. Por su parte, a pesar de que, en principio, el crecimiento económico del país debería facilitar el incremento de la matrícula universitaria, ésta ha tendido a decrecer.
Por el crecimiento económico del país deberíamos disfrutar de mejores condiciones medioambientales, pero ello no ha sido la norma. Las urbes, que concentran el 70% del PIB y tienen la mayor densidad de población (sólo en la ciudad de Panamá vive el 40% de los habitantes del país) reflejan condiciones críticas de manejo de desechos sólidos (basura) y líquidos (sistema de alcantarillados), grandes congestionamientos vehiculares y pocas oportunidades de esparcimiento al aire libre. Aunque en las áreas rurales el reto es de otra índole, hay similitudes. Por ejemplo, la comarca Ngäbe Buglé muestra los mismos problemas de basura y aguas servidas, sin un adecuado sistema de letrinación y disposición de agua potable.
Nuestro país enfrenta retos ineludibles. La buena noticia es que todas estas situaciones tienen solución si se implementan las políticas públicas adecuadas. Los lineamientos producidos en la UDELAS para apoyar el esfuerzo ciudadano y de las instituciones, hacen referencia a la educación y la diversidad; el desarrollo social, equidad y participación; salud, trabajo y seguridad ciudadana y a la universidad, el conocimiento y la innovación en las políticas de la educación superior, grandes avenidas para construir una sociedad mejor.
*Basado en ‘Políticas Públicas para el desarrollo', por el Dr. Juan Bosco Bernal, Mgtra. Doris Hernández, Dr. Giancarlo Soler, Lic. Manuel Orestes Nieto, Mgter. Gregorio Urriola, Mgter. Lucas Rodríguez, Dra. Nicolasa Terreros, Dr. Alexis Rodríguez, Dr. Pedro Arcia, Mgter. Vielka Escobar de Donado, Dra. Paula Troya, Dr. Vasco Torres, Dr. James Bernard. Panamá, UDELAS, 2014.
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