Tras el levantamiento de un toque de queda que mantiene a sus residentes con tensiones muy altas en todo el sureste de la conflictiva Turquía las fuerzas de seguridad imponen toques de queda en varias ciudades, en un intento de erradicar Partido de los Trabajadores Kurdos ( PKK ) rebeldes de los centros urbanos.
Por ello los pobladores de Mardin no salen casi de sus casas, y hoy cuando se les pudieron salir a las calles se encontraron con imágenes devastadoras como la de un burro muerto casi en descomposición tendido en la vía de Dargecit.
El mal tiempo también mantiene en zozobra a sus habitantes, luego que se pronosticara un fin de año con fuertes nevadas y temperaturas muy frías.